Ally se siente melancólica, desde que Greg la abandonó, y escucha continuamente baladas tristes sobre amores perdidos. Ling le propone los servicios de una empresa de acompañantes masculinos de alquiler para dar celos a Greg. El bufete defiende los intereses de una mujer, en proceso de divorcio, que desea hacer todo el daño económico posible a su marido infiel. Georgia acude al bufete con vestidos muy sugerentes, lo que vuelve loco de celos a Billy. El idilio que viven John y Nelle suscita la envidia de Renée. Por eso, trata de poner celosa a Nelle. Con el desarrollo de los acontecimientos, los celos de todos y de todas aumentan cada vez más.