Kate y Michael terminan su trabajo en el caso de Alice en Francia, pero se sorprenden cuando un criminal de guerra ruandés y congoleño acusado, Patrice Ganimana, implicado en el genocidio, llega al Reino Unido. Emocionado por la oportunidad de procesarlo, Michael está inquieto al enterarse de que un viejo rival está manejando su defensa. Mientras tanto, esta nueva llegada lleva a Alice Munezero a retrasar su propio regreso a Ruanda. A medida que se multiplican las dificultades para una extradición de Ganimana a la Corte Penal Internacional, la relación de Kate y Michael comienza a deshilacharse.