Su socio Edwin Poole regresa de una institución mental a Crane, Poole y Schmidt, listo para volver a trabajar, pero Shirley tiene reservas cuando decide demandar a una empresa de dulces. Un fiscal que guarda rencor a Alan presenta cargos, acusándole de aconsejar a su cliente que huya cuando el veredicto de culpabilidad era inevitable. Mientras tanto, Brad y Denise deciden hacia dónde llevar su relación.