En un intento por romper la rutina y hacer algo en la vida, Brian se hace perro policía. Su trabajo consiste en detectar droga en la terminal del aeropuerto pero acaba volviéndose adicto a la cocaína, su familia, para ayudarle, le lleva a un centro de rehabilitación. Tras salir del centro y reunirse con su familia decide abandonarles y marcharse a sin decir donde.