Después de que Bill cuida a Hank, Peggy y Bobby a través de la gripe, comienza a sentirse solo cuando no hay nadie más que cuidar. Hank consigue que Bill se ofrezca como voluntario en una casa de medio camino para alcohólicos, y Bill invita a los residentes a quedarse con él. A medida que más y más houseguests aparecen, Hank se vuelve decidido a encontrarles una residencia permanente. Mientras tanto, Peggy le hace una promesa a Dios de que si supera la gripe, aprenderá a andar en bicicleta, y Bobby le hace cumplir su promesa.