Un episodio oscuro y escalofriante en el que Tubbs es mantenido prisionero - junto con un traficante de drogas, una joven prostituta y un psicólogo de la prisión - en la mazmorra personal (completa con silla eléctrica) de un asesino supuestamente reformado y liberado al que una vez puso tras las rejas. Uno de los aspectos más destacados de la temporada 5.