En medio de trabajar en una asignación encubierta, Crockett y Tubbs se encuentran con un grupo clandestino de vigilantes de agentes de la ley frustrados que trabajan dentro del departamento. Conscientes de la frustración del propio Sonny y Rico con la facilidad con la que los malos parecen eludir la ley, la organización de vigilantes les ofrece la oportunidad de unirse. El teniente Castillo los alienta a aceptar la oferta y trabajar encubiertos para descubrir las identidades de todos los involucrados y asegurarse de que nadie salga lastimado. Desafortunadamente, esa es una orden demasiado alta para que sus detectives la logren con éxito.