Para enmendar otra de sus malas acciones, reírse de las personas con acento, Earl empieza a dar clases para enseñar el idioma a la población inmigrante del pueblo. Al mismo tiempo, Ralph, un amigo suyo y ladrón compulsivo acaba de salir de la cárcel y confía en volver a dar golpes con Earl y Randy, como en los viejos tiempos. Poco se imagina que Earl ya no es el mismo gracias al karma.