Alex disfruta de la libertad que le da su nuevo apartamento ahora que se ha convertido en un agente de campo. Nikita se alegra por ella, pero le advierte de los peligros que corre si se implica emocionalmente con su vecino, un atractivo estudiante llamado Nathan. La situación se complica cuando Nikita descubre que el chip de rastreo que han implantado a Alex es un dispositivo que podría acabar con su vida de manera inmediata. La única solución para extraerlo es secuestrar a Birkhoff.