Dos ladrones roban en un banco privado donde hay numerosas cajas fuertes que se abren con huella dactilar. La entidad financiera tiene una política de confidencialidad similar a las cuentas que hay en las Islas Caimán. El caso es complicado de resolver porque los dueños no colaboran demasiado, ya que lo que guardan en las arcas es de origen comprometido. Pero lo más curioso es que el botín obtenido del robo es donado a organizaciones benéficas.