Más animada, Tig se ve preparada para regresar a Los Angeles. Antes de irse, sin embargo, debe ocupar el puesto que dejó su madre como la reina Mardi Gras en el desfile anual de Bay St. Lucille. Remy y Bill no paran de cruzarse con infinitos obstáculos en el romance y la búsqueda de su gato, respectivamente. Mientras Tig trata de encontrarse con Kate en la cabalgata, la periodista se cruza con Jessie, una reportera que la convence de quedarse en el pueblo por un tiempo más de lo acordado.