A pesar de que la sociedad y el mundo, tal como lo conocemos, colapsaron, una fábrica de fabricación de productos masiva y automática continúa operando de acuerdo con los principios del consumismo: los humanos consumen productos para ser felices y, para consumir continuamente, se les debe negar la libertad de elección y libre albedrío. Cuando una pequeña banda de rebeldes decide cerrar la fábrica, descubren que, en realidad, pueden ser los consumidores perfectos.