En 1761, Catalina viaja a Rusia y se convierte en la emperatriz al casarse con el emperador de Rusia, Peter. Con la esperanza de casarse con un gran amor, Catherine pronto se da cuenta de que Peter es un mocoso egoísta que se opone a todo lo que ella valora. Catherine se siente desesperada y a punto de suicidarse cuando su sirvienta, Marial, le presenta un camino alternativo: derrocar a Peter.