Después de haber olvidado el cumpleaños de Marge, Homer se apresura al centro comerical de Springfield e impulsivamente compra una bola de bolos para ella. Marge no está impresionada con el regalo y después de descubrir que Homer tiene la intención de usarlo, decide ir ella misma a la bolera para fastidiarlo. En el lugar, se encuentra con Jacques, un encantador instructor francés de bolos, que le ofrece darle lecciones. Jacques comienza a llevarse bien con Marge y la invita a su apartamento. Aunque está de acuerdo, Marge sufre un dilema moral, pero al final visita la planta nuclear de Homer.