Bart, intentado luchar contra la horrible sensación de estar haciéndose mayor, comienza a crear y llevar camisetas con frases graciosas. Estas camisetas captan la atención de un empresario que decide venderlas en sus tiendas, lo cual hace que Bart gane mucho dinero. Mientras, Homer es despedido de nuevo y comienza a ser económicamente dependiente de Bart, lo que le hace sentirse amenazado de perder el puesto de cabeza de familia.