Una noche, Barney es elegido conductor en la taberna de Moe y no puede beber. Cuando Barney termina de llevar a todos a su casa, desaparece con el coche de Homer, quien dos meses más tarde recibe una carta de Nueva York que le informa de que su coche está mal aparcado desde hace dos meses. Los Simpson tienen que ir a Nueva York para recuperar el coche familiar, a pesar de que, debido a un viaje anterior, Homer odia dicha ciudad.