Se ha declarado una guerra abierta dentro del clan Savastano y continúan sucediéndose los asesinatos. La ciudad es el escenario de un intenso fuego cruzado y la gente tiene miedo de salir de casa y de enviar a sus hijos al colegio. Genny sospecha de todos; hasta de su misma sombra pero, recluido en su búnker, sigue dando órdenes llenas de odio y sangre. El ajuste de cuentas entre él y Ciro es ya inevitable ahora que ya sabe la verdad sobre la mano derecha de su padre. Mientras, Pietro, convertido en un despojo humano dentro de la celda 41b, obtiene el traslado a una clínica privada.