Bobby deja el equipo de fútbol como gerente de toallas, para cultivar rosas. Su preferencia por la jardinería sobre gridiron irrita a Hank, hasta que entra en Bobby en un concurso de cultivo de rosas y descubre que también lo disfruta. La diversión termina para Bobby cuando Hank se hace cargo, y los encuentra un patrocinador. Finalmente, el deseo de Hank de ganar mata el amor por el pasatiempo.